jueves, 21 de mayo de 2009

Juventud Socialista de Chile:
Cambiar sin Fracturarse
Por Juan-Pablo Pallamar - Dirigente del Comité Central del PSCH.
ex Presidente Nacional de la Juventud Socialista de Chile


Última cuenta de la Presidenta Bachelet ante el Congreso Pleno. Año final de un gobierno difícil. Las y los socialistas hemos encabezado la nación y la mayoría, desde el gobierno y la concertación. Y hoy revisamos el pasado y se planea el futuro. Para lo cual es necesario nuevas generaciones que proyecten la historia. La Juventud Socialista de Chile (JS) tiene su parte y convoca a su congreso general. La instancia soberana que la define. Éstos son cada tres años. Sin embargo, han pasado cuatro. Así como las elecciones son cada dos años y ya van tres. Desentendidos, ásperas relaciones, pesimismo, sectarismo y falta de unidad parece reinar. Realidad interna que es un reflujo diario. Pero el mundo sigue girando y estallando en realidades por las cuales la JS se fundó.

Lamentablemente, en su vorágine se instala que no se realizará el ineludible mandato soberano del anterior congreso general (julio 2005, en plena campaña presidencial). Las últimas elecciones (2006) terminaron con un acuerdo político para que unas 50 personas del comité central eligieran la mesa nacional. Lo que suspendió los estatutos, hasta la realización de un congreso para relegitimar la institucionalidad.

Hoy, estar divididos parece un principio y un fin. Se millita en un lote y luego en la juventud. Ya no son tendencias o corrientes, por la nula opinión y contribución Política que realizan. Se usan como trampolines y fracciones de poder.

Entonces, preocupa que se afirme que el congreso peligre por una cadena de responsabilidades del servicio electoral y la secretaría de organización del partido en cuanto al padrón y segundo, del partido en cuanto al financiamiento. Argumentos añejos que debieran unir a la JS frente al partido en vez de dividirla.

Sin embargo, la JS corre el riesgo fatal de fractura, de quiebre institucional, si no hay congreso, o si es reemplazado por otro invento u órgano sin facultades soberanas. Cualquier lote o tribu, podría desconocer la institucionalidad al no nacer de un congreso, y arrogarse su representación. La crisis de los lotes se traspasaría a la institución. 

Más que la suspensión de los derechos de la JS en el PS, más que una descomposición, la fractura es el fin institucional de la juventud. Sin saber cuándo se reestructurará o incluso si volverá a hacerlo. Durante la dictadura la unidad era prácticamente imposible. Pero hoy, no entiendo que el móvil político dominante en la JS sea marginar o aplastar al lote A, B, C o Z, oficial o no-oficial, etcétera. Práctica que no puede ocultarse y que aleja a muchos jóvenes.

Corren tiempos de incertidumbres, de desprestigio de la política y de cambios futuros. Se aproximan acontecimientos que no dependen exclusivamente del gobierno de turno. Las dificultades de la concertación, son el desgaste de una generación con logros pero que hoy hace aguas. Lidera todo y cuanto lote conocemos, y, día a día, con más problemas para entenderse. Eso son los tres socialistas candidatos a presidente de la república descolgados de la concertación. Entonces, las nuevas generaciones no debemos reproducir esos conflictos sino superarlos. Chile necesita del movimiento de nuevas generaciones de socialistas que profundicen la democracia y la igualdad con proyecto sólido y coherente, y un ímpetu masivo y transformador.

Por lo mismo, esta opinión es más bien un llamado a la unidad de la JS. En todos los niveles, no deben agotarse los esfuerzos por el entendimiento. No hay que equivocarse, el problema no está entre los jóvenes. El partido responderá a estos requerimientos de la JS, en la medida que tenga unidad y se reconozca en su propia historia de errores y aciertos.-

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