Renacionalizar el Agua
Por Juan-Pablo Pallamar
Miembro del Comité Central del PS (2008/2010) Ex Presidente nacional de la JS (2005/2006)
Los problemas medio ambientales son graves. Y a pesar de la seriedad que revisten, auguran ser bastante más graves aun. La escasez de agua dulce es un problema de hoy. Este elemento que es literalmente vital para nuestra vida es un recurso plenamente agotable. Y su agotamiento conlleva enormes, actuales y futuras consecuencias para la vida de toda la población.
La problemática comienza con la escasez de agua para los cultivos agrícolas que entonces se secan y se vuelven menos productivos. Al reducirse la producción agrícola sube entonces el costo de todo tipo de forraje destinado a la ganadería, y el precio de los cereales y las harinas que son la base del alimento de la humanidad (asumiendo que todos los productos agrícolas restantes son afectos también). Se encarece entonces el costo de la alimentación.
No obstante esto es también un problema de costos para toda la población sin importar su condición socioeconómica, la desigualdad estructural de la idea neoliberal de modelo de mercado permite que sólo una fracción minúscula de la población que más concentra riqueza, asuma la producción y explotación de agua dulce, y por tanto, también tenga un acceso privilegiado a su consumo, a pesar de las graves alzas que seguirá sosteniendo el precio y el costo del agua.
Por ello, para la mayoría de la población restante, lo que hoy comienza a ser un costo mayor será día a día, año tras año, un problema y una cuestión vital para su subsistencia.El medio ambiente a merced de la productividad comercial ha sido devastado. El crecimiento desigual y salvaje de nuestras sociedades es una letrina en medio de las reservas naturales de agua dulce. El mercado administrador y distribuidor de agua dulce busca siempre el lucro a través del consumo de este “bien que la naturaleza ha hecho común a todos los hombres” como dice nuestra actual constitución política. Y en medio de su agotamiento el estado actual de las naciones-estado estructuradas por el neoliberalismo económico y político defenderá el supuesto derecho de seguir explotando y lucrar a costa de un “bien que la naturaleza ha hecho común a todos” los seres humanos. Las corporaciones transnacionales permitirán entonces que la élite mundial consuma este bien vital a costa de la sed de poblaciones enteras que paradójicamente, serán parte de las naciones con grandes reservas de agua dulce en glaciares que se derriten a una velocidad vertiginosa.
El grave producto del actual orden global afecta directamente a Chile, que es un país con enormes reservorios de agua dulce que comienzan a retroceder a consecuencia del calentamiento global. Y también porque las sequías cada vez más frecuentes y el cada vez más inclemente clima, ya repercuten en la pérdida anual de las cosechas agrícolas que en suma a la escasez energética (que también se agudiza) sube descriteriadamente el costo de la alimentación, y por ende de la vida misma.Por ello la optimización de este recurso y la planificación de su consumo debe ser regulada y administrada por la sociedad misma. Preservando, con políticas públicas, el derecho supremo de todo ser humano, a beber y hacer uso del agua como un bien vital de su vida y de la producción de alimentos bases que permiten su subsistencia y desarrollo.
El agua es entonces un recurso estratégico para la subsistencia humana y sus actividades más primigenias que debe ser renacionalizada. El Estado debe ser administrador y distribuidor del agua potable, guardián y planificador de su sustentabilidad y garantizador del acceso igualitario de la población a su consumo y su uso. Chile retrocedió concediendo derechos a los particulares sobre su explotación. Por ello, esta cuestión que se avecina a una velocidad que sorprende a todos (el climático global y sus consecuencias) que es un problema y puede convertirse en un conflicto extremadamente agudo para toda comunidad internacional, debe ser prevenido y replanificado desde ya, como una prioridad nacional y continental.
Esta problemática que es uno de los graves problemas medio ambientales que la estructura económica neoliberal de mercado dominante produce inevitable y globalmente, es en una de las materias en que la Concertación ha cometido graves errores. Y lo que debe ser una preocupación absoluta del humanismo social y por ende de los socialistas, es sin duda un problema de toda la población, nacional y mundial, sin disfrazar ni mercantilizar un debate que es de vida o muerte, de igualdad o desigualdad.-
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