SOCIALISTAS A LA
CABEZA DE FRANCIA: ¿QUÉ NOS IMPORTA EN CHILE?
Por
Juan-Pablo PALLAMAR.
São
Paulo, Brasil. 12/06/2012
Francia es especial.
Una potencia económica, militar, nuclear, parte del G8 y
democrática. En este país de 60 millones de habitantes, la
educación es gratuita desde la cuna. No hay propaganda para
promocionar las universidades como en Harvard y Chile. O en aquellas
que en el mundo se jactan de ser las mejores. Allá la educación
sólo tiene su historia republicana (con “H”).
La
salud también es gratuita. Está prohibido el cheque en
blanco para entrar a la clínica. En este país de grandes
científicos, los hospitales públicos son mejores que las clínicas
privadas. Sólo en materia de cáncer, registran avances pioneros. Y
es gratis.
La jornada laboral es de
35 horas. Y en contradicción a los acumuladores de capital que
reclaman, cantidad por eficiencia a los trabajadores, Francia es para
la OCDE de los países más productivos. Y además, el sindicalismo
es un pilar del sistema. Fuerte en la ley (luego de más de un siglo
de luchas, claro).
En este país de los
trenes, el transporte público une distancias de 800km en 4 horas. Se
envían cohetes al espacio. Las organizaciones (asociaciones)
sociales construyen la vida cívica de los barrios con financiamiento
público. Libros más baratos que la coca-cola. La prensa es para
todos los gustos. Y todas las tendencias políticas tienen expresión
en los más de 500 diputados.
¿A qué costo para la
población? Al costo de una cotización anual de los asalariados, que
pagan sus impuestos. El Estado en Francia es fuerte.
El Cambio Histórico y
las Elecciones Parlamentarias de este fin de semana.
François
Hollande, socialista, fue electo presidente de Francia en mayo recién
pasado. Derrotó en las urnas al derechista Nicolas Sarkozy. Y
este fin de semana, la segunda vuelta de las elecciones
parlamentarias definirá si Hollande contará con una mayoría para
gobernar. Segundo presidente socialista después de Mitterrand
(electo y reelecto en los años 80'). Su elección se dio en un clima
de crisis financiera y económica en Europa. Derivada en una
progresiva crisis social, agudizada por los planes de austeridad de
Merkel, la conservadora Alemana, con apoyo decisivo de Sarkozy.
Planes de reducción del gasto social del Estado, quién además se
hizo cargo de salvar los bancos privados, des-regulación de los
capitales financieros y endurecimiento del nacionalismo estatal
contra inmigrantes o incluso franceses de origen extranjero.
Resultado. Los trabajadores pagaron la crisis, los inmigrantes fueron
culpables y se enarboló la solidaridad con los ricos que pagan los sueldos.
Desigualdad profunda.
Cosas que en Chile conocemos bien. Flexibilidad laboral,
des-regulación del mercado e impuestos ridículos a los grandes
capitales. Exacerbación del nacionalismo contra los vecinos.
Privatización del Estado. La derecha se auto-vendió las empresas
públicas en dictadura. Siendo privatizados los servicios de bien
público estratégicos (transportes, telecomunicaciones, educación,
uso de aguas y energía y más), que en países como Francia y otros,
son estatales. En fin, ideas de
una élite del mundo anglosajón, esencialmente, de Estados Unidos.
Primera, segunda,
tercera y cuarta vuelta: el retorno de lo público.
¿Será coherente el
pueblo francés? El cambio requiere, dar al presidente que eligieron,
una mayoría parlamentaria, para aplicar su programa de gobierno
(algo que sería difícilmente posible en Chile con el binominal...).
Probablemente, este domingo, este socialista que ahora encabeza una
potencia mundial, abrirá la oportunidad para que desde el núcleo de
países poderosos, se avance globalmente en la idea que, sólo con
más Estado se puede progresar hacia una democracia igualitaria y
soberana sobre los mercados. Pues es la única herramienta nacional y
soberana capaz de encarnar el bien público, garantizando un sistema
social igualitario.
Chile necesita gobernarse
hacia ese sistema. De ahí la importancia de Hollande en Francia.-